20 años, terso e imberbe: el becario se ha hecho rápidamente un nombre en la oficina. Hasta los más heterosexuales se quedan mirando su culo moldeado en sus pantalones de traje. Es como si hubiera nacido para que le pateen el culo. Un joven soldado del local no se resiste, lo agarra y lo desnuda. Alucina cuando descubre su pelota: una delicia total. El gatito no sólo tiene una piel suave y una cara bonita, sino que le encantan las pollas, chupa perfectamente y le encanta que lo limen a cuatro patas con sus calcetines negros puestos.